El titulo original es Samba con Tiro Fisso. Y aquí van otras 34 páginas de lo que sería la tercera entrega de la aventura que corren Corto Maltés, el profesor Steiner y Tristán Bantam.
Mientras llegan a la playa de Itapoa, nuestros protagonistas se van conociendo un poquito más (es uno de esos momentos en los que se comentan cositas, y hay algún que otro roce).
Una vez en la playa, se encuentran con Boca Dorada. Y lejos de recibir más pistas sobre el paradero del continente de Mu, le sugiere a Corto un negocio: llevar armas a un amigo suyo, para que pueda seguir con su revolución contra un terrateniente sin escrúpulos. Después de un tira y afloja, más bien de rigor, se encamina en la nueva misión.
Y, como no, no le van a dejar tirados sus nuevos compañeros. Así que tenemos en la lancha de Corto, a éste, a Steiner y a Tristán. Y en el trayecto se encuentran con el Capitán Oliveira y sus secuaces. La lucha no tarda en producirse, y suerte que estaban por allí cerca los hombres de Tiro-Fijo, sino, es muy posible que fuese la última historia de Corto Maltés.
Tiro-Fijo es uno de los cabecillas de los revolucionarios, y puesto que su jefe en persona ha muerto, están un poquito perdidos en lo que a objetivos se refiere.
Además Tiro-Fijo no se fía del “gringo”, y no sabe si matarlo o llevarlo con él a luchar contra el terrateniente.
Esta tercera parte es la más animada. Hay mucha acción, y bien llevada. No te aburre y te deja siempre con ganas de leer la siguiente página. Además, hay sorpresa al final, cuando lo que parecía ser una nueva alianza y un nuevo héroe, se trunca dramáticamente.
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